miércoles, 3 de octubre de 2007

GASTON ACURIO Y CERVEZA FRANCA


El Reconocido Midas de la Cocina ha tocado una cerveza. Veremos si la convierte en oro. Gastón no puede dejar de comer. Es, sin temor a equivocación, el sujeto que más horas le dedica al exclusivo --por lo menos en el Perú-- acto de procesar los alimentos. Y ha inventado un vocablo onomatopéyico cuyo significado deberá traducir en un futuro cercano la semiótica de sobremesa: "¡umm!". Gastón es un Midas de la cocina. Todo lo que toca, inevitable y literalmente, se transforma en oro. Desde un modesto anticucho de esquina hasta un generoso chupe de camarones, montado y con tenaza de yapa. Es con ese mismo efecto de magneto caminante que Gastón se sentó en un quimérico restaurante para catar la cerveza Franca, a la que le dedicó un "¡umm!", de esos que no son sorpresivos ni desmesurados, sino que se ajustan al "¡umm!" penitente que significa, en honor de su omnívoro paladar, "si sigo así, me voy a engordar".

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